domingo, 27 de septiembre de 2009

Jean-Baptiste Organèlle, el John Williams del cine francés

Nacido a fines de los 70, con el nombre Jean-Baptiste Cornètte, posteriormente se cambió el apellido por Organèlle, sosteniendo que el original sonaba demasiado a “cornudo”. Organèlle actualmente se sostiene con los ingresos que le asegura la fiambrería que heredó de su familia, y compone música por placer. Admite que el hecho de haber crecido rodeado de salames y chorizos influyó de alguna manera en su orientación sexual. Más bien aportó para su pronto inicio en las actividades sodómicas a la edad de 12 años, irónicamente con un pepinillo. Este detalle fue lo que más avergonzó a su padre al descubrirlo infraganti. Si hubiera sido un embutido, lo hubiera comprendido. Pero un vegetal era un sacrilegio para una familia dedicada a los fiambres desde el siglo XVI. Su madre dejó de hablar hasta su muerte. El sádico padre, no tuvo en cuenta las dimensiones del ano de un pequeño de 12 años. Nunca más un pickle en lo de Cornètte, derivando entonces en la utilización morbosa de chacinados en las despensas. La manipulación de salames por parte del menor ya claramente perturbado sexualmente sólo deterioró la relación familiar. Es el precio que se paga por el virtuosismo precoz: el joven Jean-Baptiste tenía oído absoluto y ya tocaba impecablemente el órgano y el acordeón desde los 7 años muy a pesar de sus dedos constantemente engrasados por el trabajo en el negocio familiar. Al cumplir los quince años huyó de casa y se dedicó a tocar el acordeón por monedas. Y comía camembert pues lo consideraba una metáfora de lo podrido del mundo y su podrida cabeza.

Es así como a principios de los noventa, el veinteañero Jean-Baptiste Organèlle subsistía más o menos miserablemente con los francos que ganaba los fines de semana con su organillo parlante. Se divertía haciéndolo decir groserías en el Puente de Aviñón, lugar famoso porque allí todos cantan, y todos bailan. Un sábado de primavera por la tarde se conoció con Paul Bowlrosa, el genial cineasta polaco, cuando éste filmaba el documental “Sobre el Puente de Aviñón”. Organèlle se sintió atraído inmediatamente por el maduro y viril Bowlrosa, y mientras éste filmaba, se puso a improvisar una melodía en su organillo. A Bowlrosa le gustó cómo quedaba su música de fondo y la dejó, en parte porque supuso correctamente que con un mendrugo de pan se arreglaba el tema de los derechos. Al terminar la toma, Bowlrosa se acercó al joven músico comiendo de una bolsa de pepinillos, y ante la mirada atenta de Organèlle, le ofreció uno. Fue como una misa secreta. Una invitación al pecado. Bowlrosa es reconocido por su homofobia, pero Organèlle ciertamente no. Nunca se pudo concretar el festival sexual que Organèlle estaba imaginando en ese momento. A cambio, comenzó su colaboración musical en las obras del cineasta. Este episodio explica que los críticos expongan erradas teorías justificando en la supuestamente histeria extática de la música de Organèlle un deseo reprimido o frustrado. Ejemplo de ello es la aclamada banda sonora que Organèlle compuso para “Quietud en la campiña” de Paul Bowlrosa: un fa sostenido a todo volumen durante las dos horas y media que dura el drama protagonizado por Sandro Mascarpone y Brigitte Bardot.

Los críticos no comprenden que la música debe ser el único objeto de pasión del músico. El amor, los vegetales y los embutidos sólo tienen un papel secundario en la película de la vida de un verdadero artista como Organèlle.

Mimí Plumette, actriz fetiche

Pocas actrices han logrado la fama contundente por ser figuras fetiche de un director. Mimí Plumette ostenta tal categoría a través de la obra de Paul Bowlrosa (le sauvage du camera), el famoso director polaco emigrado a Francia.

El fetiche de Bowlrosa se remonta a 1940, cuando a Polonia llegaban cintas del Folies Bergère con voluptuosas francesas bailando ligeras de ropa. Estos cortometrajes estimularon la imaginación del por entonces adolescente Bowlrosa. De entre todas las muchachas, Blanche Plumette brillaba por su simpatía, talento y amplios pechos, que sembraron en el genial director un recuerdo imborrable. “Me enamoré del cine gracias a Blanche; ella fue mi primer amor”, comentó en una entrevista para Le Cinematographique.

En la década de los 80 Mimí Plumette era empleada en una cabina de peajes en Lyon, y llevaba una vida gris y ordinaria hasta que por casualidad pasó por allí Bowlrosa en su Mercedes. Mimí Plumette es la imagen viva de su abuela. El director creyó tener un derrame cerebral al creer que su amor de juventud estaba en carne propia pidiéndole que por favor le abone con cambio los francos del peaje. Bowlrosa le imploró que trabajara para él, que la convertiría en una estrella mundial. Mimí se negó argumentando que no tenía condiciones para la actuación, pero Bowlrosa le dijo su ya célebre “vamos nena, el cine es decir un montón de tonterías frente a una cámara encendida”. Con dos cuadras de coches y automovilistas insultándolo detrás, Bowlrosa decidió retirarse y convencer a la muchacha a su manera.

Bowlrosa ideó un plan para convencer a la joven empleada de dejar su vida pueril y dedicarse al cine. Así fue como se gestó la aclamada película “Belleza de Peaje”, donde Bowlrosa pasó 38 veces en un día por el peaje de Mimí y la filmaba insistiéndole con que se dedique a la actuación. La película culmina con una persecución en auto en la cual después de unos kilómetros la Sureté logra detener a Bowlrosa con una barricada y lo mete preso por acoso.

El éxito de esta película hace que Mimí reconsidere su postura y que finalmente se asocie con Bowlrosa. El primer producto de esta dupla fue la inolvidable “¡Corten!”, película que originalmente pretendía ser un cortometraje de Mimí recitando un poema. Al final se convirtió en una colección de 138 tomas de lo mismo, que indefectiblemente terminan con Mimí cometiendo algún error en el texto y con Bowlrosa ordenando el corte cada vez más exasperado.

Así llegaron a Mimí la fama, el dinero y la fortuna. A pesar de ser una estrella internacional y de haber tenido no menos de cuatro matrimonios (el último con el actor italiano Sandro Mascarpone), Mimí es una persona sencilla que sólo tiene escándalos cuando es justo y necesario. Ejemplo de ello es su cruza de declaraciones públicas cuando su vecino de al lado pretendía edificar sobre su medianera.

Dice Mimí sobre su relación con el director polaco: “no me consideraría una gran musa de Paul Bowlrosa, me conformo con ser su fatay o su fainá”. Grandeza y humildad, ciertamente.

martes, 22 de septiembre de 2009

Lanzamiento

pollock La firma Volkswagen ha decidido conquistar al mercado neoyorquino, en particular a la élite artística de la Gran Manzana. En ocasión de la presentación de su flamante Volkswagen Pollock (un auto blanco totalmente salpicado de color al estilo de Jackson Pollock), he podido cruzar algunas palabras con el afamado crítico e historiador del Arte, Wilhem Brixton:

-Maestro, ¿usted qué opina de este homenaje con el Volkswagen Pollock?
Me parece bien. Si Pollock estuviera vivo, trabajaría en una fábrica de autos tratando de destruir al automatismo desde dentro. Aunque debo confesar que volvería al alcoholismo si se enterase que sus obras son reproducidas a tacho limpio por gente que jamás en su vida ha pisado una galería de arte, en particular porque él hubiera pintado en persona toda la línea de producción de este modelo por mucho menos de lo que cuesta uno de estos coches.

-¿Fue tan dura la vida de Pollock?
Él se hizo de abajo. Estuvo casado con una mujer con la que no podían tener hijos. Luego la dejó por una amante un poco más dispuesta a tal tarea. Usted imagínese que él le podía pintar a usted un cuadro de lo que usted le pidiera por una limonada y una tajada de tarta de manzanas no muy pasada. Igualmente logró establecerse un poco cuando empezó a cobrar sueldo de Peggy Guggenheim.

-¿Cómo fue su relación con Peggy Guggenheim?
Bueno, Peggy tenía la costumbre de acostarse con todos los pintores que auspiciaba y Pollock no fue la excepción.

-¿La definiría como una mecenas?
No, sólo era una atorranta con muchísima plata.

-¿Qué recuerdo tiene de Pollock?
Fue un gran amigo y tengo de él un hermoso recuerdo. Me dejó de regalo dos cuadritos de tres metros por tres metros que, de sentimental que soy, guardo con mucho cariño en lo profundo de mi bóveda del banco.

Dejé al maestro Brixton contemplando emocionado creyendo que una copa y un canapé que uno de los mozos del servicio de lunch dejaron olvidados en un pedestal eran una escultura. Al fin y al cabo, el arte puede suceder en cualquier lugar y momento; sólo hay que saber mirar.

martes, 15 de septiembre de 2009

Helados

[Dardo] hay que conseguirse un novio feo
[Dardo] no queda otra
[betatrion] Hay que conseguirse un novio promedio.
[betatrion] Un empleado municipal que no sea ni muy gordo ni muy flaco, ni muy lindo ni muy feo, que no sea muy ambicioso ni muy resignado.
[betatrion] Que sea mediocremente gris.
[betatrion] Que todas las semanas haga exactamente lo mismo con los mismos amigos.
[betatrion] Que trabaje de 9 a 17, que estudie alguna carrera en la UBA.
[Dardo] yo a la parte de ni ambicioso ni resignado sonó a un embole de persona
[betatrion] Cuanto más aburrido, mejor.
[betatrion] Si total no lo vas a amar.
[betatrion] Odialo.
[betatrion] Culpalo por hacerte perder los mejores años de tu vida en su mediocridad, tapando que en realidad no te jugás a nada y que te fuiste al mazo con él.
[betatrion] Total, conseguiste al menos nominalmente lo que querías.
[betatrion] Compren un departamentito, tengan perros. Cáguense mutuamente siempre que puedan.
[betatrion] Hagan la vista gorda y envejezcan.
[Dardo] pero para eso entonces me busco un lindo
[betatrion] Cada día estoy más convencido de que al lindo no le interesa en lo más mínimo el concepto de pareja.
[Dardo] obvio que no
[Dardo] para qué tener una si podés tener todas
[betatrion] Es cuestión genética: para tener lindas crías necesita diversidad espermática.
[betatrion] Es un mandato biológico.
[betatrion] Pueeeeede ser que a los 35, cuando ya no levanta como antes se plantee lo de la pareja.
[betatrion] Igual ahora a los pendejos les va cualquier cosa.
[betatrion] Los de 18 me dicen "a mí me re van los de tu edad".
[Dardo] 45 quisiste decir, no?
[betatrion] 45 si te preocupaste por ir al gimnasio.
[betatrion] Pero no. Al final del túnel no hay ningún David Tennant ni un Jared Leto ni una mierda.
[betatrion] Sólo la muerte.
[Dardo] al final del tunel está la peluca de federico klemm
[betatrion] Ponele.
[betatrion] Suponete que a mí me gustan mucho los helados.
[betatrion] Pero no cualquier helado. Te emperrás con la heladería X.
[betatrion] Entonces vas a la heladería y querés ser socio en el negocio. Al principio te dan la bienvenida, pero te terminan pateando.
[Dardo] el error es tuyo por hacer el pensamiento "me gusta el helado de X" --->>> "vos a ser socio de X"
[betatrion] De acuerdo.
[betatrion] Entonces luego te pasás un año sin comer helado.
[betatrion] Un día pasás por X, te metés y decís "¿me das un helado gratis?"
[betatrion] Y resulta que te lo dan.
[betatrion] Y así tantas veces como desees.
[betatrion] Pero ojo, nunca te lo ofrecen. Lo tenés que pedir.
[betatrion] No les molesta servir un helado gratis de vez en cuando. Les molesta tener un socio en el negocio.
[Dardo] pero querido
[Dardo] vos pensás que realmente te están dando un helado gratis?
[Dardo] nadie hace nada gratis en esta vida
[betatrion] De acuerdo, es un proceso medio selectivo. No le regalan a cualquiera.
[betatrion] Pero yo quiero una heladería, loco.
[Dardo] vos tenés tu helado gratis, pero ellos te pegan en la espalda un cartel gigante que dice "venga a X, los helados más ricos del país" y eso hace que suban las ventas, por ejemplo
[Dardo] o liberás energía electrotermoatómica que hace que las máquinas les anden y no tengan que usar luz 
[Dardo] o algo
[Dardo] nadie te va a regalar nada
[Dardo] vos tampoco lo harías
[betatrion] Entonces te resignás a tomar helado gratis de vez en cuando.
[betatrion] Y eso es todo.
[Dardo] y dale con que es gratis
[betatrion] No me cuesta más que pasar por la heladería.
[betatrion] El amor no es una recompensa por ser bueno o inteligente.
[Dardo] sí lo es por ser lindo o pijudo o culudo o acabudo o musculudo o boludo
[betatrion] El problema es cuando no sos ninguna de esas cosas.
[Dardo] shopping therapy, darlin'!
[betatrion] Es que creo que ya ni me angustia el tema.

lunes, 7 de septiembre de 2009

El punto sin retorno

No se puede ser fino para siempre. Aún en el fuero íntimo. Son temas inherentes a la condición humana.

Suponete que salís con alguien que te gusta y te invita a dormir a la casa. Y resulta que el tipo te dio porotos y los bajaste con mucha pepsi o cerveza. Estás durmiendo y de repente te despierta una puntada en el abdomen que te dobla como un libro. Un gas, por ponerle un nombre. Si es la primera vez que te quedás a dormir con el flaco, te lo aguantás lo más que podés. Si ves que la cosa se te va de las manos, a lo sumo te levantás y vas al baño. Pero tratás de hacer ruido con otra cosa, porque la idea es no quedar mal.

Pero suponete que seguís saliendo con el flaco y todo marcha viento en popa. Y las quedadas a dormir prosperan. A medida que uno entra en confianza va relajando lo que antes ocultaba con tanto esmero.

Entonces seguís saliendo con el flaco. Y un día te dan ganas y te decís "no, no me voy a levantar". Entonces te animás a más. Como ves que el tipo duerme como un chancho después de tanta lujuria, pegás el cachete contra el borde del colchón y liberás bien despacio. Y ahí ya pasás al estadío de "me los tiro, pero con sigilo". Inadvetidamente es un nuevo nivel de la pareja.

Y vas acumulando más confianza.

Hasta que un día se te va con sonido.

Si te toleran eso, ya está. Sacá turno en el civil. También podría pasar que el otro te doble la apuesta con otro pedo peor.

A eso lo denomino "el punto sin retorno". Es decir, el punto en que sabés que vas a morir al lado de esa persona.

[Por cierto, yo en mis relaciones nunca he pasado del sigiloso ocasional contra el colchón.]