Pues resulta que hace dos meses mi papá palmó de la manera más injusta posible, pero por lo menos le dije las cosas importantes en vida. También se murieron los papás de dos amigos míos, y otro más anda en veremos. Me compré una notebook para poder laburar más tranquilo y me la afanaron de la facultad al mes, y todavía no sé si entró en el seguro de la tarjeta de mi viejo. Si la tengo que garpar, la voy a pagar para que un miserable la disfrute; si no la tengo que pagar, me chorearon el último regalo que me hizo mi viejo.
Después de un tiempo largo, empecé a salir con alguien de La Plata. A mi criterio, la cosa iba bien hasta que el flaco entró en crisis con su presente y su pasado, y de repente estar de novio con alguien se le hizo menos negocio de lo que pensaba.
Algunos diálogos al pasar de ese viernes que hacía tanto frío y que me abandonó en Plaza Moreno:
X: Te juro que lo intenté, pero para mí estar de novio es un peso.
(...)
X: Me llamó mi ex y me trajo a la memoria un montón de cosas de esto que quiero hacer y no puedo. (...) Lo que pasa es que vos y yo somos muy distintos. (...) Te veo desde otro lugar, más bien como un amigo [¡que música vieja!]. Yo hoy por hoy no puedo estar de novio. Lo que pasa es que lo que vos querés es un novio.
YO: ¿Tampoco querés?
X: Bueno, principalmente no puedo y tampoco quiero.
YO: ¿Y qué es el amor/estar con alguien para vos?
X: Es sentir un flechazo que con vos no siento. Te juro que lo intenté, pero si no hay eso no puedo.
YO: Yo creo que el amor es una construcción.
X: Lo hacés sonar como que es un trabajo.
YO: Y... sí.
Fue una ruptura bastante categórica. [Es curioso cómo la persona que va a dejar a otra va resignada a perder su siguiente compromiso; al horario de una ruptura lo maneja el dejado]. Yo dejé en claro que mi punto de vista es que lo quería, que quería estar con él. En ese momento sentía una profunda resignación a tener que volver a charlar con una galaxia de giles hasta conocer a alguien más o menos significativo otra vez. Esa misma noche definí bien lo que estoy buscando y lo puse en todos los perfiles de contactos que poseo (había borrado todos). Después me escribió para que nos devolvamos DVDs después de mi loquera el lunes. De yapa le dejé un episodio de Lost (me la bancaba por él). Lo saludé bien y me fui al cementerio porque era el cumpleaños de mi papá.
Llegué a la conclusión de que prefiero salir con alguien y verlo 10 minutos por día a 6 horas una vez por semana.
A lo mejor soy muy ambicioso pidiendo intimidad con quien salgo.
También X tiene un fotolog en el que dice que se le fue el tren y tocó fondo.
Y yo escribo esto en medio de un ataque de alergia y estornudos; me preparo una sopa (que se me quemó) mientras estudio para un parcial imposible del miércoles del que no tengo la más puta idea; preparo las cosas para mis 4 (cuatro) laburos y extraño estar de novio. Quiero a alguien que me abrace mientras sólo me habla gente que quiere garchar y que jamás vendrá a verme. Yo quiero algo muy concreto y todos los putos se enojan cuando les digo que su filosofía de "veo lo que el mundo me da sin prejuicios" me parece una mierda, y que no pierdan el tiempo conmigo. También pienso en la gente a la que le voy a caer genial y se va a enganchar conmigo y a la que no le voy a dar bola.
También me parece una mierda que la gente crea que el amor es como se lo vende Hollywood: algo que te deja seco de un golpe y que tiene que ser así para siempre. El amor es una construcción que se empieza con alguien que te atrae por algún motivo. Es lo que te mantiene al lado de esa persona cuando ya no es ni lindo ni puede correr siquiera el micro.
Me encantó estar de novio con alguien a quien podía ver con 20 minutos en bici de viaje y que me llamaba para comer al mediodía. A lo mejor tengo un ataque de extrañar estar de novio más que de extrañar a la persona X [nota mental: mañana lo hablo con la loquera].
Me encantaría creer que el tren que se fue fui yo, porque ese al menos puede volver.
Pero ya estoy muy viejo para creer eso y voy a tener que seguir preguntando en el chat si hay alguien más o menos piola y tener mil veces más la misma conversación.