domingo, 5 de octubre de 2008

El Martín Fierro

Adaptación libre mía de “The Shakespeare sketch” de Rowan Atkinson y Hugh Laurie

LOCUTOR: Buenos Aires, Argentina, 1872. El país busca definir su identidad. El rumor en los círculos literarios es que próximamente se publicará un relato en forma de poema que narrará las desventuras de un gaucho argentino. En las oficinas de la editorial “Fierro”, el editor en jefe aguarda a José Hernández para discutir el avance de su epopeya gauchesca.

[Golpean a la puerta]

EDITOR: ¡Pepito querido! Qué bueno verte.

HERNÁNDEZ: Perdón por llegar tarde. Había mucho tránsito.

EDITOR: Me alegro de que llegues. Bueno, ¿vamos a hablar sobre el libro? Ya leí el manuscrito y me parece que tenemos un enredo entre manos.

HERNÁNDEZ: Bueno… a mí me parece que está bien. Creo que el “Martín Bronce” es mi mejor obra.

EDITOR: Bueno, comencemos por ahí… Es que vos no tenés visión comercial, Pepe. El bronce es para las estatuas. Necesitamos algo más dinámico… más popular. Además, podemos aprovechar el nombre de la editorial “Fierro”. ¿Qué te parece si lo llamamos “Martín Fierro”?

HERNÁNDEZ: ¡Eso es ridículo!

EDITOR: También sucede que yo tengo el contacto con una casa que hace facones, y que por un dinero extra podemos poner de regalo un cuchillo en cada libro. ¡Sería un éxito de ventas en las pulperías!

HERNÁNDEZ: ¡Ni loco! Tengo integridad.

EDITOR: Desde luego que ganarías una suma extra por cada ejemplar vendido.

HERNÁNDEZ: [Pensando] Hmmmm…. Trato hecho.

Editor: Lo que pasa es que a la gente le gustan los títulos más pegadizos: ¡“Martín Fierro”!... perfecto, perfecto.

HERNÁNDEZ: Tenía miedo de que la obra fuera un poco larga… no sé.

Editor: Ahora que lo mencionás, es cierto, es un poco larga. En el fondo, creo que tenemos un problema con la extensión del libro.

HERNÁNDEZ: [Haciéndose el zonzo] ¿Ah, sí?

EDITOR: [Como loco] ¡Son dos mil ochocientas páginas! ¿en qué estabas pensando?

HERNÁNDEZ: Bueno, en la Pampa la gente no tiene nada que hacer en todo el día.

EDITOR: De acuerdo, pero me parece que vamos a tener que cortarle bastante de lo que está de más.

HERNÁNDEZ: ¿De “lo que está de más”? ¿Qué es lo que está de más?

EDITOR: Sí, todos esos relatos paralelos en el medio de la acción. Francamente, creo que nos van a demandar por plagio.

HERNÁNDEZ: [Ofendido] ¿Cómo que plagio? ¿Dónde? ¿a ver?

EDITOR: Seamos honestos, te copiaste alguna que otra obra ajena y la metiste en el medio.

HERNÁNDEZ: ¡Calumnias! ¡Muéstreme!

EDITOR: [Revuelve papeles] Veamos… por ejemplo… ¡acá! En esta parte el Gaucho Martín Bronce, perdón, corrijamos: Fierro, se encuentra con un cura.

HERNÁNDEZ: Eso es perfectamente original.

EDITOR: Hasta que llegamos a esta parte:

Ansí empiezo este paréntesis,
donde el Cura me echó un sermón
preguntándome en esta ocasión
si había leído la Biblia
le dije “no señor”
bueno me dijo Génesis:

En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas. Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas.

Y así sigue…

HERNÁNDEZ: ¿Qué tiene de malo?

EDITOR: ¡Copiaste toda la biblia, animal!

HERNÁNDEZ: Bueno… había que darle un sustento espiritual contundente a la obra. Además, usted me paga por palabra.

EDITOR: ¡Por palabra original!

HERNÁNDEZ: [Melodramático] Bueeeeeno, está bien. Sáquelo.

EDITOR: Gracias. Dos mil quinientas páginas menos.

HERNÁNDEZ: Bueno, ¿eso es todo?

EDITOR: No, [buscando] veamos… ¡Acá! Justo en el principio. La parte de “aquí me pongo a cantar” es muy larga.

HERNÁNDEZ: Ah, no ¡eso no se toca! ¡Me voy!

EDITOR: ¡Esperá! ¡Esperá! No tenemos que pelearnos por todo. A lo mejor es una cuestión de ritmo. Creo que podemos mejorarlo. A ver, ¿cómo viene?

HERNÁNDEZ:

Aquí me pongo a cantar
En medio de esta llanura sedimentaria
Formada desde hace millones de años
Por la acumulación paulatina de restos minerales
Al compás de la vigüela,
que es como le decimos aquí a la guitarra
ya que aquí preferimos nuestro propio dialecto
para referirnos a ciertos objetos cotidianos.

EDITOR: ¿Ves? Estoy seguro de que lo podemos acortar.

HERNÁNDEZ: ¡Absolutamente no!

EDITOR: ¿Qué te parece

Aquí me pongo a cantar
En medio de esta llanura sedimentaria
Al compás de la vigüela,
que es como le decimos aquí a la guitarra ?

HERNÁNDEZ: ¡No tiene sentido! ¿Una llanura sedimentaria hecha cómo? ¿Por qué le dicen así a la guitarra en ese lugar del mundo?

EDITOR: Bueno, saquemos lo de la llanura y lo de la guitarra. Entonces queda:

Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela

[Silencio]

HERNÁNDEZ: [Irritado] ¡No puede poner eso! ¡Es todo jeringozo!

EDITOR: Pero es más corto. Tiene más ritmo: “Aquí me pongo a cantar, al compás de la vigüela, que el hombre que lo desvela” lala-lala-lala-lá.

HERNÁNDEZ: ¡Más vale que lo desvela! No tiene ni idea de lo que está hablando.

EDITOR: Bueno, continuemos… [buscando] la parte de la venganza, a la gente le encanta. [Sigue buscando] La muerte del moreno, ¡genial!... lo de los indios está bueno…. Tendríamos que mirar el final. ¿Qué te parece?

HERNÁNDEZ: ¡Renuncio!

EDITOR: ¡Esperá! ¿Por qué todo tiene que ser tan dramático? Al público le gustan los finales felices. En una de esas podemos conservar algunas partes pero darles otro contexto. Por ejemplo, acá en el final, en vez de irse con los indios, Martín Fierro puede irse a una colonia nudista llena de rubias amazonas sedientas de sexo. Puede terminar diciendo socarronamente:

El que maneja las bolas,
el que sabe echar un pial
o sentarse en un bagual
sin miedo de que lo baje,
entre los mesmos salvajes
no puede pasarlo mal.

HERNÁNDEZ: ¡Ah, no! Usted lo que tiene es un problema con el personaje principal. ¡Antes de que lo mate usted lo mato yo! ¡Déme los papeles! [Agarra los papeles]

A ver… ¡acá, por el principio!

siempre el gaucho necesita
un pingo pa fiarle un pucho

[Anota] “Pero desgraciadamente Martín Fierro se resbala con la bosta de su querido caballo, se desnuca y muere. FIN”

EDITOR: [Conciliador] Pepito querido. No te lo tomes tan a pecho. Martín Fierro tiene sus momentos hilarantes. Es buen personaje. Lo único que quiero decir es que acortemos un poquitito tanta payada.

HERNÁNDEZ: ¡Basta! Le corta una palabra más y saque mi nombre de la edición.

EDITOR: [Seriamente] Bueno, te voy a decir lo que vamos a hacer: vos me dejás acortarle un poco las payadas y yo te dejo poner de vuelta lo de la negra gorda.

HERNÁNDEZ: [Lo considera] ¿La de “más vaca será su madre”? ¿Toda la escena?

EDITOR: Sí, todo el sktech.

HERNÁNDEZ: Bueno… [piensa] ¡trato hecho! ¡Pero luego vamos a ver de cuál versión se acuerda la historia!

EDITOR: Pepito, ¡te adoro!

HERNÁNDEZ: ¡Me voy! [Portazo]

[Pausa]

EDITOR: ¡Pssss! ¡Estos artistas son todos una manga de ingratos!

FIN

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