[...] Papá había ido a cambiarse a la habitación. Mamá y yo lo esperábamos en la cocina. Aún lo escuchábamos parlotear a lo lejos. Yo, con sus anteojos en la mano me puse a llorar lamentando que, estando muerto, viniera de visita tan poco.
Me desperté llorando.
1 comentario:
Que curioso, tengo el mismo sueño recurrente.
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