martes, 22 de septiembre de 2009

Lanzamiento

pollock La firma Volkswagen ha decidido conquistar al mercado neoyorquino, en particular a la élite artística de la Gran Manzana. En ocasión de la presentación de su flamante Volkswagen Pollock (un auto blanco totalmente salpicado de color al estilo de Jackson Pollock), he podido cruzar algunas palabras con el afamado crítico e historiador del Arte, Wilhem Brixton:

-Maestro, ¿usted qué opina de este homenaje con el Volkswagen Pollock?
Me parece bien. Si Pollock estuviera vivo, trabajaría en una fábrica de autos tratando de destruir al automatismo desde dentro. Aunque debo confesar que volvería al alcoholismo si se enterase que sus obras son reproducidas a tacho limpio por gente que jamás en su vida ha pisado una galería de arte, en particular porque él hubiera pintado en persona toda la línea de producción de este modelo por mucho menos de lo que cuesta uno de estos coches.

-¿Fue tan dura la vida de Pollock?
Él se hizo de abajo. Estuvo casado con una mujer con la que no podían tener hijos. Luego la dejó por una amante un poco más dispuesta a tal tarea. Usted imagínese que él le podía pintar a usted un cuadro de lo que usted le pidiera por una limonada y una tajada de tarta de manzanas no muy pasada. Igualmente logró establecerse un poco cuando empezó a cobrar sueldo de Peggy Guggenheim.

-¿Cómo fue su relación con Peggy Guggenheim?
Bueno, Peggy tenía la costumbre de acostarse con todos los pintores que auspiciaba y Pollock no fue la excepción.

-¿La definiría como una mecenas?
No, sólo era una atorranta con muchísima plata.

-¿Qué recuerdo tiene de Pollock?
Fue un gran amigo y tengo de él un hermoso recuerdo. Me dejó de regalo dos cuadritos de tres metros por tres metros que, de sentimental que soy, guardo con mucho cariño en lo profundo de mi bóveda del banco.

Dejé al maestro Brixton contemplando emocionado creyendo que una copa y un canapé que uno de los mozos del servicio de lunch dejaron olvidados en un pedestal eran una escultura. Al fin y al cabo, el arte puede suceder en cualquier lugar y momento; sólo hay que saber mirar.

5 comentarios:

Nacho dijo...

Si se hiciera una tomografía de mis pensamientos, muchas veces se vería como un Pollock: una maraña de inconscistencias, fragmentos, músicas y boludeces todas mezcladas y salpicadas por otra maraña, aun mayor que la anterior de inconscistencias, fragmentos, músicas y boludeces todas mezcladas y salpicadas por otra maraña, aun mayor que la anterior de inconscistencias, fragmentos, músicas y boludeces todas mezcladas y salpicadas por otra maraña, aun mayor que la anterior de inconscistencias, fragmentos, músicas y boludeces todas mezcladas y salpicadas por otra maraña, aun mayor que la anterior de inconscistencias, fragmentos, músicas y boludeces todas mezcladas y salpicadas por otra maraña, aun mayor que la anterior de inconscistencias, fragmentos, músicas y boludeces todas mezcladas y salpicadas por otra maraña....todas expustas bonitamente en un cafetín progre del barrio de Palermo, ombligo intelecto-artístico del universo.

Luis Eugenio dijo...

Hola Betatrion:

Hace un tiempo se vendió un cuadro de Pollock en muchísimo dinero, más aún que los famosos Girasoles de Van Gogh.
¿Qué hace que una expresión plástica pueda llamarse obra de arte y adquirir semajante precio?
Una respuesta inocente sería: la capacidad comunicacional e interpretativa que genere, la lectura de su tiempo histórico(en el elaboró el cuadro)y el contexto en que se llevó a cabo.
Esto se puede aplicar, por ejemplo en Van Gohg. ¿Y en Pollack?
Cuando estoy frente a una obra no figurativa (no importa cuan famoso e importante sea su autor)me siento muy torpe al no ser capaz ni de interpretar, ni poder comunicarme con la obra; siento la necesidad que alguien me alcance un manual de instrucciones para tratar de descifrarlo.
Nunca entenderé por qué un Pollack es una obra de arte.
Bueno, en fin, ser un estúpido y reconocerlo no te hace menos estúpido. En todo caso un estúpido consciente
Un beso
P.D No hay Z a la vista.¡Bien!

betatrion dijo...

Che, no sé si se dieron cuenta, pero es una joda sobre el modelo Polo y Peggy Guggenheim.

betatrion dijo...

Luis: ¿Z? ¿Quién es Z?

Luis Eugenio dijo...

Sí, sí queda claro la broma, la ironía tuya en el párrafo final lo deja bien aclarado.
En cambio la letra z no quedó tan claro. Lo decía por tu suaviSar en un comment de tu otro blog. Con la pintura de Pollack uno queda así un tanto mareado o intentando que el otro interprete lo no figurativo de una letra.
Un beso