domingo, 27 de septiembre de 2009

Mimí Plumette, actriz fetiche

Pocas actrices han logrado la fama contundente por ser figuras fetiche de un director. Mimí Plumette ostenta tal categoría a través de la obra de Paul Bowlrosa (le sauvage du camera), el famoso director polaco emigrado a Francia.

El fetiche de Bowlrosa se remonta a 1940, cuando a Polonia llegaban cintas del Folies Bergère con voluptuosas francesas bailando ligeras de ropa. Estos cortometrajes estimularon la imaginación del por entonces adolescente Bowlrosa. De entre todas las muchachas, Blanche Plumette brillaba por su simpatía, talento y amplios pechos, que sembraron en el genial director un recuerdo imborrable. “Me enamoré del cine gracias a Blanche; ella fue mi primer amor”, comentó en una entrevista para Le Cinematographique.

En la década de los 80 Mimí Plumette era empleada en una cabina de peajes en Lyon, y llevaba una vida gris y ordinaria hasta que por casualidad pasó por allí Bowlrosa en su Mercedes. Mimí Plumette es la imagen viva de su abuela. El director creyó tener un derrame cerebral al creer que su amor de juventud estaba en carne propia pidiéndole que por favor le abone con cambio los francos del peaje. Bowlrosa le imploró que trabajara para él, que la convertiría en una estrella mundial. Mimí se negó argumentando que no tenía condiciones para la actuación, pero Bowlrosa le dijo su ya célebre “vamos nena, el cine es decir un montón de tonterías frente a una cámara encendida”. Con dos cuadras de coches y automovilistas insultándolo detrás, Bowlrosa decidió retirarse y convencer a la muchacha a su manera.

Bowlrosa ideó un plan para convencer a la joven empleada de dejar su vida pueril y dedicarse al cine. Así fue como se gestó la aclamada película “Belleza de Peaje”, donde Bowlrosa pasó 38 veces en un día por el peaje de Mimí y la filmaba insistiéndole con que se dedique a la actuación. La película culmina con una persecución en auto en la cual después de unos kilómetros la Sureté logra detener a Bowlrosa con una barricada y lo mete preso por acoso.

El éxito de esta película hace que Mimí reconsidere su postura y que finalmente se asocie con Bowlrosa. El primer producto de esta dupla fue la inolvidable “¡Corten!”, película que originalmente pretendía ser un cortometraje de Mimí recitando un poema. Al final se convirtió en una colección de 138 tomas de lo mismo, que indefectiblemente terminan con Mimí cometiendo algún error en el texto y con Bowlrosa ordenando el corte cada vez más exasperado.

Así llegaron a Mimí la fama, el dinero y la fortuna. A pesar de ser una estrella internacional y de haber tenido no menos de cuatro matrimonios (el último con el actor italiano Sandro Mascarpone), Mimí es una persona sencilla que sólo tiene escándalos cuando es justo y necesario. Ejemplo de ello es su cruza de declaraciones públicas cuando su vecino de al lado pretendía edificar sobre su medianera.

Dice Mimí sobre su relación con el director polaco: “no me consideraría una gran musa de Paul Bowlrosa, me conformo con ser su fatay o su fainá”. Grandeza y humildad, ciertamente.

1 comentario:

Luis Eugenio dijo...

Hola Betatrion:
Me gusta como encarás el texto. Éste y los anteriores del mismo tipo.
El género de la parodia no es muy abundante en la producción literaria en general, fundamentalmente por lo difícil que es.Difícil para el escritor y también para el lector que debe trabajar más de lo habitual.
Ojalá tengas ganas de seguir produciendo esto. Estaría bueno que pudieras ampliarlo a diferentes tópicos.
Mientras leía tu post recordaba la anécdota de Fellini y el gato en la película (magnífica) Blow Up, un grande el viejo maestro
Te mando un beso