Pues resulta que el viernes fui a dar una conferencia en Capital. Luego aproveché para ir a almorzar con Dardo y Nacho (fue una comida divertida). Después acompañé a Dardo a comprarse unos libros a San Telmo. Como buenos putos que somos, en el trayecto nos entretuvimos comentando sobre los flacos pintones que veíamos en el camino.
Al llegar a la esquina de Perú y Mexico había una vieja de medio millón de años de edad esperando para cruzar la calle. Se le acerca un muchacho más o menos de mi edad, más o menos de mi estatura, rubio, bastante lindazo (sin caer en extremos), quien con una sonrisa deslumbrante y de oreja a oreja salua a la vieja (creo que ya la conocía), le saca conversación y le ayuda a cruzar la calle.
Luego lo perdimos de vista, seguramente se volvió a su casa donde lo esperan su esposa y sus nenas. Una cosa que recuerdo haber pensado mirándolo fue:
"Mirá... estas son las llaves de mi casa, llevalas. Vos andá, instalate, ponete cómodo, que yo de ahora en más te mantengo hasta que mueras. Capaz que te vas a encontrar con mi vieja, pero yo ahora la llamo y le aviso. Si no querés que jamás tengamos relaciones, está todo bien. Con que por las noches me abraces y me des unos besos, yo chocho de la vida."
Concluímos que la bondad con una cierta belleza genera una belleza que le gana a cualquier otra. Y toooodos los flacos que vimos antes y después ese día automáticamente se convirtieron en basura.
Ah, y no me pude resistir a sacarme una foto en la puerta del INDEC.
3 comentarios:
Olvidaste agregar que la gente del INDEC justo ese día estaba trabajando calculando la inflación de junio, que decidieron que va a ser del 0,7%.
Pero nunca dicen de qué país es esa inflación...
Tenés razón, creo que inconscientemente asocié el delirio de tener un novio así con el delirio del número de inflación que los tipos tiran.
Pregunta, hasta llegar al "1" o único, ¿el cuentagayado llego a dar la vuelta a los cuatro 9s?
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