Basta de lubricantes caros y de primera marca. La crisis llega hasta la cama. Esto es lo que pensaba en la estación de servicio mientras leía las prestaciones:
- Mayor potencia 2T [¡Chau impotencia!]
- Máximo rendimiento [¡Genial!]
- Bajo humo [el fin de las humaredas al hacer el amor]
Yo: ¿Cuánto cuesta?
Empleado: Dos pesos.
Yo: ¡Dame dos!
Ahora sólo falta alguien con quien usarlo. Dios le da dientes al que no tiene pan.
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